sábado, 5 de abril de 2008

El mito que persigue a los gordos y flacos


Tenía apenas diez años cuando mi maestra favorita: "la seño Luchi" nos explicaba la importancia de tener una buena imagen frente a los demás. Conforme avanzaba la clase me iba perdiendo en sus palabras y me fijaba más en su figura redondeada, no entendía como hablaba de la silueta cuando la suya no era la ideal. Pase la mitad de la clase distraída, viéndole los "rollitos de más". Un rato después dijo, según ella, de manera graciosa: "Pero a los gorditas no nos queda más que ser simpáticas y chistosas".

Las palabras de mi maestra de primaria aparecen en mi mente ahora que quiero pensar en el falso concepto de las primeras impresiones. ¿ Y es que no les ha pasado que tienden a relacionar a la gente pasada de peso con el (la) típic@ gordito simpático? Será porque en las películas, series o novelas siempre sale "el gordo" que es amigo de todos. También, es probable, que como yo, conozcas gente que confirma el estereotipo. Aparte a algunos los has de juzgar por ser poco saludables: "¡ese solo debe comer chatarra!". Déjame decirte que la obesidad o la gordura muchas veces son hereditarias. Existen personas con sobrepeso que llevan una dieta saludable y otras que no son nada simpáticas, como te ha enseñado la sociedad.

Pero no solo los rellenos son estereotipados. Las mujeres extremadamente delgadas, o las que son un poco más de lo normal, son discriminadas como anoréxicas, desnutridas y hasta un tanto superficiales. En realidad, esto lo he oído más en la gente mayor, en las típicas abuelitas que regañan al nieto por fijarse "en esa delgaducha" que "anda alborotando a todos los cipotes con su cuerpo". Si bien los flacos son menos juzgados, siempre tendemos a ponerle una etiqueta a la gente. No olvides que estos modelos sociales no son siempre realidad. Como consejo : ¡No clasifiques a la gente , conócela antes !

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